jueves, 14 de abril de 2016

Elogio a la juventud







Divina juventud que sustituyes con tu ímpetu las bóvedas arcaicas del pasado.
Tú eres el verdadero presente, tus goznes están hechos de metralla, de  explosivo gozo, de inmarcecible poder.
Yo te he visto alzarte triunfante sobre todo retrúecano.
Tú eres el prolapso de divinidad que nos ha quedado.
Tus piernas son amplias columnas que sostienen la humanidad.
Tus ensueños son los ensueños de los poetas, de los magníficos trovadores que el alma exaltan desde sus cimientos.
Tú eres la belleza,  la auténtica divinidad; tu fresco candor todo lo desarma, tus deséos son la vida que en entrados años hemos olvidado.
Tú sientes con el poder del plenilunio, nosotros luna menguante que se  va.

miércoles, 4 de noviembre de 2015




El loco







- Si algo debemos recriminarle es que ha permitido que su objetividad se haya desvirtuado en función de sus anhelos soñadores… El vapor de las nubes es solo eso,  ¿qué necesidad tiene de creer aunque sea por un instante que son volutas de algodón? ¿Qué caso tiene pretender que el ancho horizonte al final toca el cielo, o que  a la vista del mar océano en la lontananza las estrellas caen  al agua? ¿Cómo puede usted, usted que programó las rutinas gráficas más perfectas? Esas rutinas que simulaban sin error los millones de movimientos de las hojas de los árboles, el salto de las ranas, el chirriar de las hojas secas y en fin,  todos los azarosos fenómenos que conlleva el mundo natural. ¿Cómo es que ha caído embebido en fantasías de elfos, duendes y hadas?  

- Permítanme relatarles que cuando niño, yo retozaba bajo los sauces, y que perdí y gané horas y días correteando por el bosque. Hice mi cama de miles de tréboles y aún me arrobaba olisqueando florecillas y coleccionando insectos multicolores. Mientras me bañaba en arroyos y pozas azules el viento del oriente me ponía la carne de gallina, y allí fue en medio de ese mundo natural cuando tuve mi primera epifanía; supe de repente que todo aquel conjunto de maravillas  ahora formaban parte indeleble de mi persona y que ya nunca podría desligarme de la naturaleza a la que había aprendido a amar. Desde aquel instante  contemplé el mundo con otros ojos, y todo me resultaba mágico y asombroso. No tienen porqué recriminarme, el niño en mí reclama las entelequias que hacen de la vida una cadena de milagros. Pueden ustedes quedarse con los hechos “objetivos”, con las rigurosas mediciones, con sus teorías, con su episteme… Anden, vayan y midan de codo a codo el universo. Tiemblen de consternación a causa de los teoremas de Godel. Delimítense y limítense en su mundo factual. Yo ya no tengo límites, yo soy viajero cósmico que viajo en una nave-planeta. Mi nave lo tiene todo, es mágica porque vive y me da vida. Si es preciso decir y afirmar que la luna es de queso o que un conejo se estampó en ella. ¿Qué repelús les causa si a fuerza de imaginación  la existencia es más placentera? Vean ustedes a los indios Lakotas, ellos afirman que por sus ríos corre la sangre de sus abuelos y es cosa detestable contaminar sus ríos. Respetan y cuidan sus bosques y montañas, porque en ellos habitan los espíritus de la naturaleza. Vean a los japoneses  que cultivan el shinto. Cada Roca es un espíritu, cada árbol un tesoro. ¿Cuántas veces habrán meditado a la sombra de un pinar, que asombrosas revelaciones habrán surgido al contemplar extasiados tantas maravillas? ¿O me negarán ahora que un árbol es un milagro? ¿Qué de milagroso tiene un mecanismo biológico que transforma la luz en azúcares complejos?  TODO!! Y un poco más. Les pregunto, les vuelvo a preguntar: ¿A dónde vamos desapegándonos del reverencial asombro? Un hombre de ciencia contempla el mundo natural, pero ahora ustedes le suprimen el derecho al éxtasis. Ustedes son los locos y no yo. ¿Cómo pueden coartar la interacción observador -observado? Les juro que si ustedes contemplaran las maravillas que contemplan mis ojos, me comprenderían y dejarían atrás este absurdo interrogatorio.

- Si nosotros interpretáramos el mundo natural al modo de usted, sin duda estaríamos contagiados de su locura.  

- Sin embargo están contagiados de otra locura: El prejuicio, que es la némesis inexorable ante el cual  los científicos están  propensos a sucumbir más que cualquiera. Hombres de ciencia distinguidos pregonan que nuestro destino mismo está escrito en las moléculas de ADN y los corifeos de la ciencia popular se unen al coro exultante, sosteniendo que los seres humanos no somos sino entes "programados".  Que el genoma contiene el conjunto completo de instrucciones y es el Santo Grial, la Biblia, el Libro del hombre. Y peroratan que cuando esté completamente descifrado, se entenderá cabalmente la esencia de la naturaleza humana… 

- Pero mi  sana locura descubre la mala locura de tales afirmaciones. No hay ciencia capaz de explicar totalmente la naturaleza humana. Todas las ciencias, incluso la más exacta, son  solo esfuerzos parciales, desligados de la unánime verdad. Como los argumentos de los ciegos que tienden a interpretar al elefante según la parte que le tocan…. Un hombre o una mujer son más que su psique y su imaginación; más que su bioquímica; y más que su identidad social.  El hombre es más que sus genes. También es su pasado, su presente, su futuro y sus anhelos soñadores. El hombre es más que sí mismo, porque las cualidades  humanas sólo se pueden desplegar completamente en sociedades libertarias, humanistas y como no, en sociedades plenas de mitología e imaginación creativa…  Ya lo decía  Ortega y Gasset  que "el yo del hombre está inmerso precisamente en aquello que no es él mismo, en la alteridad pura que es su circunstancia".  ¿Qué más grandes circunstancias que las creadas por nuestras mentes fecundas?
¿O es que acaso ustedes  nunca contemplaron  arte? Si de mí dependiese sembraría un árbol en cada esquina, motivaría los ojos de los niños y niñas con las cuentas multicolores de las maraldas, de los geranios, de los crisantemos, de los robles y cerezos, maravillas parecidas contemplé al sumergirme en el mar océano. Nieguen ustedes que la belleza esté ligada a la voluntad natural. Yo no lo haré.

- Pero qué desvaríos de profeta new age  prorrumpen por su boca… Este tipo no tiene remedio, está loco, rematadamente loco, ha caído en el laberinto sin fin de su propio sistema de creencias. Pobre, morirá creyendo que un árbol es un milagro, morirá creyendo que la belleza es “voluntad”  natural  como si de la  termodinámica se tratase. Dejémoslo solo, no tiene caso. Vámonos.

El loco los contempló con ojos tristes, para él no eran más que una suerte de seres esclavizados  a una horrible locura… Y en ese mismo instante, en el mundo entero  millones de almas sucumbían a diversas variantes de esta locura. Unos consideraban ponerle un precio a todo, incluyendo a la vida humana, otros más asesinaban a sus semejantes  para quedarse con su petróleo  mientras otros arengaban a los jóvenes a la guerra, a la competencia salvaje, al desprecio por el planeta que les cobijaba. Inanes, inmisericordes arrojaban bombas atómicas sobre mar y tierra, pero prestos a calcular  los efectos y a llevar rigurosas mediciones de sus experimentos científicos…

martes, 20 de octubre de 2015

Janeth pierde su belleza



Miles de miradas cautivadas dan fe de lo visto: un ángel con forma de mujer. Janeth de pie sobre la alfombra del mundo, luciendo sus zapatos nuevos, entornando una sonrisa. Esa sonrisa que enamora a cualquiera, o enamoraba... Porque hace como un segundo Janeth tuvo en cuenta que una arruga osaba desentonar  su bello rostro, luego, hace más poco eran dos, tres, cuatro arrugas que enmarcaron sus ojos, y luego, y luego se concentraron sobre su frente.

 Janeth ver perdido algo sobremanera valioso, pero yo quiero decirle: Janeth, no es tu rostro una máscara lacada que tenga que permanecer inalterada, porque ¿Quién es Janeth? ¿La Janeth de 15, la de 20, 25, 30 ó la de 35 años? ¿Te das cuenta de cuantos cambios han acontecido en tu ser? No te sientas triste Janeth, no te pierdas en la vaga ilusión de las formas. Tu rostro se transforma ahora y hablará y contará las historias que le dieron lugar.

 ¡Vamos Janeth, a mi no me tienes que impresionar con un magnífico maquillaje! ¿No ves que lo único permanente es la impermanencia?  Ahora permanece así como te veo, permanece así un instante, mientras parpadeamos y la luz del amanecer nos ciega a los dos. Luego tomaremos un café y te contaré un secreto, un secreto que los hombres llevamos tan escondido, que ni siquiera nos enteramos de que lo llevamos a cuestas... 

Tú Janeth, tú eres un avatar de la Diosa tierra, yo te adoré,--y te adoro-- y muchos  más tambien lo hicieron, porque tus pechos son volcanes que sustentan la vida, y tu vientre fecundo es  el terreno donde germina la belleza suprema, esa belleza vital que toma todas las formas  porque ninguna forma la contiene... Tus caderas son una celebración triunfal de la existencia, cuando vas y vienes su ritmo inspira el arte del mundo... Toda tú eres hermosa: Tus labios, tu pelo, tu voz y esa forma deliciosa que tienes de mirar.  No temas envejecer Janeth, que el tiempo nos revela cosas nuevas y hace más deseable cada segundo de nuestra existencia.

 Ahora surgirá en tí una belleza nueva, la belleza que tiene por cualidad la experiencia del amor,porque se acumula y permanece, porque no se esconde, porque es auténtica y porque da a luz...
Gracias por compartir junto a mi esta luz, gracias por estar a mi lado hoy.

viernes, 31 de julio de 2015

Amores caducos.



Jodorowsky afirma: “Cuando te aman  ya nada importa, las penas y los sinsabores se apartan por un tiempo” 

Me pregunto, ¿que será ser amado y corresponder con la misma fuerza y sinceridad, compartir con otra persona tus más íntimos recovecos, partir juntos en un viaje mágico a los espacios que nos conformaron desde antaño? ¿Es acaso nuestra mente una morada limpia y bien adornada que aguarda a esa persona que la llene, acaso también somos una suerte de huésped predestinado a ocupar un espacio en la mente y corazón de una extraña? 

Levantas el rostro y miras las personas, ¿Qué puedes mirar en sus ojos? ¿Acaso reflejan el sentimiento que expresan los tuyos, o acaso reflejan la apatía y falta de interés del que en poco le importa? Este es un mundo conformado según la locura del momento. Necedad y obstinación se confunden con determinación, las palabras cambian su significado, los “te amo” y los “te quiero” han sido tan inclementemente explotados que ya no tiene sentido escucharlos en la boca del otro. Se han tornado en palabras huecas y a menudo ligadas a la mentira: 

Lada se desnudó para su sitio web, ella bien sabe ahora que es más fácil desnudar el cuerpo que desnudar el alma... En seguida multitud de mensajes inundaron su buzón, de la nada ella tenía ahora a bastantes declarados amantes de su belleza desnuda. Lada bien pudo citarlos en una cálida charla donde le mostraran frente a frente la calidad de su espontáneo afecto, pero eran demasiados, ya se contaban por miles, luego en decenas de miles, cientos de miles… El espontáneo afecto se pronunció tantas veces, que se diluyó en una vorágine a la cual LADA solo podía responder indefectiblemente con la mentira. Pero cada uno de ellos juraba y perjuraba que su admiración era sincera y su afecto permanente. Lada dejo de subir fotos desnuda, los sinceros admiradores abandonaron el BLOG… 

Quizás pueda ser una buena idea el poner fecha de caducidad a nuestros afectos: Te amaré hasta que terminen las vacaciones, te quiero mucho y hasta que suba la gasolina y ya no puedas pasearme en este G.M. Te amaré, te amaré hasta que la monotonía y el desánimo dicten lo contrario… Te querré hasta que la vejez pinte en nuestros cuerpos la fecha de expiración y busquemos como ahogados en sus últimas pataletas una tabla de náufragos, una aspirina metafísica, un misterio revelado que nos indique un futuro portentoso donde el amor no tenga fecha de expiración…

viernes, 24 de julio de 2015

DESENfOQUES


          Sobre la soleada grama dos jóvenes se expresan su mutuo cariño. Él, es un joven que ha sentido a plenitud pasar los dieciocho veranos de su vida, y ella, ella conoce muy bien lo que es llegar a los diecinueve; Ajenos al mundo y a quienes les rodean la pareja se llenan de mimos y expresiones de amor; los besos, las caricias y los abrazos apretados se brindan al por mayor. Cualquiera podría apreciar claramente que cada uno de los jóvenes ha encontrado en el otro la viva expresión de sus añoranzas amorosas.  Y a buena cuenta, porque hacen constar con creces que la piel siente mucho más cosas que la ropa ceñida u holgada… Cosas como el toque del viento estival en las tardes solariegas, cosas como la embriagadora brisa marina trayendo de antaño al presente  ecos de vivas voces; los ecos de las jóvenes parejas que han encontrado en el parque Papagayo el amor...

       Desde la distancia unos ojos hurgan el horizonte medio empañados, ojos que divisan a la hermosa pareja con una terrible mezquindad. El viejo vigilante del parque con venenosa mirada  barre de lado a lado la figura de los jóvenes enamorados.

Yo no sé porque el viejo se llena de rencor  hacia el joven y de desprecio hacia la muchacha. ¿Acaso será porque el muchacho le recuerda el vigor que en él se ha apagado y la joven otro tanto de lo que ya nunca tendrá? Presto a  efectuar la labor defensiva  de la moral pública, el viejo vigilante abre la llave de paso que hincha la manguera del riego matutino, y sobrecogido por una mórbida oleada justiciera  empapa  a los enamorados con chorros de agua fría, -- ¡Ups!, lo siento, que esta cosa se ha disparado sola-- ¿por qué mejor no se retiran a otro lado muchachos?

      Los azorados jóvenes aunque tiritando a causa del agua fría, deciden tomar las cosas con calma, y azorados se marchan a completar el súbito chapuzón en la alberca del parque, lejos de los ojos y los furibundos castigos del viejo carcamán… --Vamos a ver si se anima a echarnos agua dentro de la  alberca; je, je, je--  El vigilante maldice para sus adentros—Ahora se pondrá peor la cosa… ¡Ya ni el agua fria les causa efecto,  y seguro, dentro de la alberca harán cada cochinada!, dentro del agua no podré ver lo que hacen…--  Pero si puede. El viejo sabe aún sentir con los sentidos  de su empañada memoria, porque de pronto se recuerda aspirando el dulce aroma de la  grama florecida, y recuerda, recuerda a un sonriente joven, es él, en otro tiempo, en el mismo lugar. Ahora al rememorar vuelve a revivir lo que la brisa trae consigo: Aromas de copas de oro y teresitas amargas; Aromas de grosellas y dulces capulines. Dulces, como los hinchados frutos del tupido parque, los frutos que aun siguen goteando leche y miel...Y seguirán aún a través de las décadas, de lo siglos, a través del tiempo y del espacio, porque este pequeño paraiso conlleva un sentimiento especial que el tiempo mudo y destructor solo acierta a mistificar... Y a lo lejos mira, contempla la playa adosada de pececillos y caracolas. En ese punto la vé, es ELLA, ELLA, enfundada en blanca espuma, la que cubre con generosidad a sus mórbidos pechos, a sus amplias caderas. No hubo necesidad de palabras, pues lleno de éxtasis recuerda haberse enamorado como un tonto...

Ahora, en el presente, los mismos aromas, las mismas imágenes resultan premonitorios de la consabida cantaleta, de que es dulce y amargo el amor... –Ya verán esos descocados, ¡que la vida no es solo calenturas!,  je, je, je. Ya he de ver a esa chamaca bien panzona y a ese gandul cargando bultos de cemento para mantener a su gorda… je, je, je Todos al final reciben su merecido, a todos les va todo lo bien que se merecen—

       Satisfecho en sus elucubraciones, el viejo vigilante dirige su mirada a otros puntos…

EL OCASO

Escuchen todos el dicho de un hombre apasionado, de un hombre amante de la belleza y las formas armoniosas. ¡Ah, las pasiones de los hombres! como penetran en sus corazones cambiando su presente y empeñando su futuro… 

Yo amé, amé como solo un loco puede amar, de las exuberantes fuentes del placer bebí hasta embriagarme. Busqué los tiernos favores de las féminas; encontré y di por perdido por el puro placer de volver a encontrar…Amores iban y venían por el ancho boulevard de mi corazón. Pero hoy estoy quieto, mi cuerpo ya no da para tal goce sin fenecer. Porque las pasiones de los hombres empiezan y terminan en los hombres… Yo he terminado ya… Pero tres vidas en la playa sigue ahí, sigue ahí con sus salvajes atardeceres plenos de brisas veraniegas, engalanada de hermosas ninfas semidesnudas contoneándose al vaivén de las olas, de esas olas que arrojan carnosas almejas y caracolas, cual abundante obsequio a los sentidos; quisiera volver ahí, y perderme en el mar al atardecer… Ese sería un buen final para mis días.

  ¿Qué me queda ahora sino rememorar al amor mas sentido de mi vida?, a ella, que me embriagó de sus besos y lleno de embelesos los refulgentes años de mi primera juventud.

  Ancho era el horizonte, profundo el mar frente a tres vidas; el día que la conocí, fue  un día de trabajo pleno de nuevas formas, de nueva comprensión para mi joven alma. Ella se asoleaba semidesnuda sobre la playa, ¿qué fue lo que cual poderoso imán me llevó hasta su lado?, no me importó el hecho latente del brutal rechazo o la posibilidad de ser encarcelado por mi atrevimiento... La saludé: Buen día señorita, ¿quisiera Ud. un poco de aceite de coco en su espalda?, soy masajista y también guía de turistas... Con un recelo menguado por mi voz de adolescente, ella me miró a travéz del fitro de sus gafas. ¿Habrá sido mi impecable uniforme o la refulgente juventud que vió en mi rostro?, pero ella sonrió... Por el momento no, gracias. Quizas mañana... Temí ya no verla, pero a la mañana siguiente ella estaba ahí, esta vez aceptó el masaje, e incluso me invitó una bebida refrescante que trajo solícito el mesero de su Hotel. Ella era española y dijo llamarse Mercedes.

Juntos contemplamos el romper de las olas atisbando sobre el  abismo de la isla, nos perdimos entre las madreselvas y comimos tomando de nuestras bocas el agridulce fruto de las grosellas, del coco bebimos el agua y compartimos la dulce pulpa de sus entrañas...

¡Ah Mercedes!, doquiera te encuentres te brindo un hondo pensamiento, y mi gratitud, por haber compartido conmigo un poco de tu tiempo. Ese mismo tiempo que ahora transcurre severo sobre nuestros seres. Hago un voto por  algún día volvernos a encontrar. Si no aquí, quizás en otro tiempo y espacio...  Quizás en otra dimensión.